martes, 23 de junio de 2009

Conclusión

De acuerdo a lo revisado y estudiado de diferentes fuentes bibliográficas, podemos deducir que la escritura manuscrita es una estrategia que implica un proceso gradual de adquisición y dominio de habilidades en los niños y niñas, fundamentales para el desarrollo de la escritura.

Por muchos años, educadores/as han adoptado características del paradigma tradicional para seleccionar estrategias de aprendizaje que han resultado tediosas y poco lúdicas para los niños/as, lo que implica una desmotivación y ausencia de significado en el trabajo realizado.

Los aportes multidisciplinarios de diversas áreas que se interrelacionan con la educación, han reformulado las prácticas y estrategias de los educadores en el aula a la hora de iniciar la enseñanza de la escritura. Hoy, en cada experiencia de aprendizaje, se persigue un propósito motivador y con sentido para los niños/as.

Nos es imprescindible destacar el conocimiento de los factores involucrados así como de las diferentes fases de la estrategia en cuestión, cuyo conocimiento favorece una toma de consciencia por parte de los profesionales y futuros educadores.

Según lo anterior, quisiéramos dejar planteada la siguiente interrogante:

¿Será necesario continuar con los cuadernos de apresto?
Indudablemente sabemos que para que los niños y niñas adquieran el dominio de los trazos necesitan ejercitarse, pero reconsideramos que es importante involucrar en este proceso estrategias motivadoras y que no agobien a los menores, es por ello que proponemos actividades que puedan complementar un trabajo de apresto, de manera que se puedan ofrecer otros métodos para ejercitar el dominio del trazo, como lo es la actividad sugerida anteriormente, en donde el menor pueda usar su imaginación, se divierta y de manera lúdica pueda adquirir las destrezas necesarias para su posterior aprendizaje formal de la escritura manuscrita.

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